La crisis pandémica ha afectado de forma contundente tanto a países en desarrollo como a países en vías de desarrollo, de forma que políticas públicas, planes de desarrollo y planes estratégicos como la Agenda 2030 han quedado impactados de forma considerable. Como metodología: examinar el ámbito de países Latinoamericanos, aquellos que se habían implicado más, y aquellos que estaban más tardíos, se realiza examinando cuáles habían establecido un departamento gubernamental a nivel de país para la implementación de la Agenda y se establecen cuatro niveles distintos. Los que no lo hubieran realizado, más difícilmente podrán incorporarse a la consecución que los ODS de forma efectiva para el año 2030. Además, invitando a la reflexión profesional, académica y científica cabe preguntarnos de qué manera, y de forma crítica, en este escenario de forma de crisis que apunta que en una mayoría de países, nos va a costar despegar unos años, es compatible el mantenimiento de la Agenda tal y como estaba prevista, si este planteamiento es igual de efectivo para países menos desarrollados, o si hay objetivos y prioridades que ahora deban de tener una mayor atención por parte de gobiernos e instituciones sociales. Por ello, si se promueve desde las más altas instancias la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es importante poder abrir un espacio crítico a si esto va a tener un impacto positivo para la sociedad latinoamericana, o sin embargo tras el impacto de la crisis pandémica que no ha acabado, es necesario fijarse en otros objetivos. Como vemos, cabe un replanteamiento o una actualización de la agenda.